Tradicionalmente, se asocian diferentes actitudes y habilidades necesarias para cualquier emprendedora a la hora de iniciar su proyecto profesional. Estas características permiten que su idea de negocio crezca con más posibilidades de éxito. Entre estas competencias para las personas emprendedoras solemos encontrar: confianza, liderazgo, conocimientos de negocios, creatividad, ambición, positivismo, la capacidad para identificar oportunidades y un largo etcétera.
Nosotras nos preguntamos… ¿Y todas ellas son representaciones fieles a las emprendedoras reales?, o ¿puede que se defina el estereotipo de perfil de emprendedor/emprendedora de éxito? Los motivos que nos suele llevar como mujeres a emprender nuestro propio proyecto profesional suele ser: por necesidad, para romper con las desigualdades y presiones laborales, para reincorporarnos al mercado, realización personal y laboral. ¿Entonces? Si no cumplimos estas aptitudes que definen a una persona emprendedora, ¿no somos válidas para hacerlo?
¡Claro que no!
Naturalmente, las competencias que hemos descrito también son necesarias e importantes. Pero puede que no nos sintamos identificadas, no sabemos cómo orientarlas en lo profesional o todavía no las identifiquemos en nosotras mismas. Sin embargo, pueden adquirirse, aprenderse y desarrollarse con el tiempo, de hecho en Athena te ayudamos a explorarlas y conocerlas.
Ninguna de nosotras nace sabiendo como se construye un modelo de negocio, ni conoce las claves que lo conducirán éxito y mucho menos nace sabiendo como ser emprendedora. Entonces, ¿qué características puede tener una mujer que quiera empezar a construir su proyecto de vida laboral?
Es difícil definir cuáles son las características y competencias que debe tener una emprendedora. La verdad que son muchas y pueden ser muy variadas dependiendo de cada mujer, situación y proyecto. Nosotras te señalamos cuatro que pueden ser importantes, aunque hay muchas más:
- Pasión. Tienes que orientar tu proyecto a algo que te apasione, es muy importante, ya que te permitirá mantenerte motivada al hacer aquello que te gusta, además de impulsar tu negocio de forma creativa y mantener tus objetivos personales en mente. Por ejemplo, amas la cocina, pero no quieres trabajar en la cocina de otros, te gusta la moda y quieres realzarte a nivel personal y profesional.
- Perseverancia. Si empiezas a emprender es porque tienes una necesidad o un sueño que persigas, puede que quieras hacer un cambio profesional y has decidido luchar por ello, la verdad es que en el sistema actual puede que te cierren muchas puertas y critiquen tus ideas de negocio (puede que ya lo hayan hecho), pero eso no quiere decir que no sea válida o buena. Para ello tienes que buscar ayuda, para que te permitan enfocar tu proyecto de forma que sea más atractiva y trabajar con otras mujeres que te ayuden a conseguir tus objetivos.
- Flexibilidad. Tendrás que adaptarte a los cambios del entorno, errores y necesidades de tu proyecto, para ello tienes que estar abierta a nuevas posibilidades para que tu proyecto pueda crecer.
- Curiosa de conocimiento. No nacemos sabiendo como emprender y todo lo que necesita el proyecto. Tenemos que aprender nuevas habilidades, conocer nuevos conceptos como finanzas, como crear un modelo de negocio, incluso desarrollar nuevas aptitudes como liderazgo, confianza…
Como ya hemos comentado, hay muchas competencias que puede tener una mujer emprendedora. Si estás pensado en empezar y te han dicho o piensas que no tienes las habilidades necesarias, ¡no lo creas!
En Athena ayudamos a realizar modelos de negocio a diferentes perfiles de mujeres indiferentemente de sus características y habilidades. Además, nos alejamos de este estilo tradicional de emprendimiento.
¿Se te ocurre a ti alguna competencia más?